Tuesday, April 24, 2012

Un día inolvidable en Las Terrazas, Cuba

En plena “fiesta” de la que el gran historiador británico Eric Hobsbawm bautizó como "la edad de oro" del capitalismo occidental (Historia del Siglo XX, capítulo 9, páginas 260 a 290, 1995) cuando parecía que el crecimiento y desarrollo económico de las naciones más ricas, y explotadoras, del planeta no tuviera que acabar y "el incipiente movimiento ecologista consistía en un espinoso grupo de protesta para renegados... a los previsores cubanos, preocupados por el impacto medioambiental de la deforestación de la isla, se les ocurrió una idea profética" (Lonely Planet, edición de 2010). Uno llega a Las Terrazas, pionero pueblo ecológico proyectado a partir de la reforestación de 1968 diseñada por el arquitecto y entonces ministro de Turismo Osmany Cienfuegos, hermano del recordado héroe revolucionario Camilo Cienfuegos, para entrar en un mundo dominado por una madre naturaleza, esta vez sí, cuidada y respetada por la virtud humana.

Y en el centro neurálgico de este auténtico paraje natural, Las Terrazas, reserva mundial de la biosfera, nombre que se dio tal pintoresca villa sumergida en el entorno de interminables "terrazas" compuestas de algarrobos, lentiscos, yagrumas, pomarrosas , pinos y árboles de hasta 40 metros de alto. El viajero puede optar por alojarse en el magnífico y 100% ecológico Hotel Moka, o si lo prefiere, en una de las más que recomendables "casas particulares" repartidas por lo largo y ancho de la isla, excelente alternativa para conocer a fondo las interioridades de lo mejor de Cuba, su gente, sin desperdicio de curiosear por el señalado complejo hotelero, donde uno será recibido del modo más agradable por sus trabajadores. Imprescindible dejar pasar el tiempo entre las cristalinas aguas de los Baños de San Juan, para degustar más tarde los típicos “mamoncillos” (delicioso fruto del bosque que uno puede conseguir a precio módico mediante alguno de sus lugareños) en un paraje idílico y, todavía, poco explotado por el turismo exterior, si bien muy apreciado por los cubanos, lo que confiere al lugar un plus de atractividad para el viajero interesado en conocer Cuba y, sobretodo, lo cubano. Y su historia, esa tan valiosa que esconden los relieves de la Sierra del Rosario y su Cafetal Buena Vista, el primero de Cuba, construido por hacendados franceses a principios del siglo XIX, entre las fabulosas vistas de este enclave ubicado a poco más de 50 kilómetros de La Habana, apenas entrada la provincia de Pinar del Río.

La jornada no será completa para el viajero si no se atreve a probar la magnífica cocina del restaurante El Romero, al tiempo que se contemplan los cultivos ecológicos de su terraza que, junto con los ubicados en una pequeña parcelita del Hotel Moka, a buen seguro formarán parte de su plato. Todo ello para dar por finalizada una inolvidable jornada, no antes sin degustar, en opinión de quiénes escriben, el mejor café de Cuba en El Patio de María, a pocos metros del restaurante, en el corazón de un pueblo que, de gran valor arquitectónico y en perfecta armonía con el paisaje que lo rodea, la revolución convirtió en icono del desarrollo sostenible, hace ya más de 4 décadas.

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