Saturday, August 13, 2011

Fundada esperanza


Nos ha parecido que, desde la más absoluta humildad, el título de la obra basada en un magnífico compendio de discursos, conferencias y artículos del Historiador de la Ciudad de La Habana, doctor Eusebio Leal Spengler, era el que mejor definía el significado de este escrito. Ciertamente, tal y como expone el autor en algunos de sus capítulos, el origen y desarrollo de Cuba como nación y de la cubanía, entendida como forma y expresión de las múltiples manifestaciones políticas, económicas, sociales y culturales que han ido configurando a lo largo de su particular historia la singularidad cubana, no se puede comprender sin la perspectiva de sus figuras más prominentes. Asimismo, no podemos concebir a Félix Varela si no es de la mano de prohombres como José de Hechavarría o José de la Luz y Caballero. Igualmente, como podríamos situar el camino que José Martí traza inevitablemente para Cuba y Latinoamérica sin la estela de personalidades como el mismísimo Simón Bolívar, José María Heredia, Antonio Maceo y Máximo Gómez. Tampoco Fidel Castro andaba solo. No es difícil recordar la estela de Ernesto Che Guevara, Raúl Castro y Camilo Cienfuegos, el recuerdo de los hijos de Artemisa que arriesgaron sus vidas en el Moncada, el empuje de los hombres del Llano y la fuerza de la razón del gran Emilio Roig de Leuchsenring.

Más lejos, evocamos el mito de un Nelson Mandela quien, en su lucha inagotable por la libertad y el fin del Apartheid en Sudáfrica, iba de la mano de Fidel. Recordamos la figura de Amílcar Cabral y la descolonización de Guinea-Bissau y, cómo no, la lucha antiimperialista en América Latina. La erradicación del analfabetismo en la Venezuela Bolivariana de Hugo Chávez tras su consecución en Cuba 44 años después. La reforma agraria del pueblo de Bolivia, con Evo Morales al frente y la negativa de asumir la estafa de la deuda externa de Ecuador, promovida por Rafael Correa. La continuada solidaridad cubana, a pesar de las dificultades propias, con el pueblo hermano de Haití frente al olvido del mundo rico que, ya pasado el ciclón mediático, vive únicamente preocupado por seguir siéndolo. La literatura del queridísimo Gabriel García Márquez, la música del gran Silvio Rodríguez y la pintura del también íntimo amigo de Fidel, el añorado Oswaldo Guayasamín. El mismo Eusebio Leal, con su maravilloso proyecto de revitalización integral de La Habana Vieja auspiciado por la Oficina del Historiador.

Y un pueblo entero, el de Cuba, junto con las clases populares de América Latina y del mundo entero. Fundada esperanza. Gracias Comandante. Felicidades.

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