Sunday, January 8, 2012

Y Fidel entró en La Habana


Y el pueblo de Cuba certificaba así que eso, sí compañeros y compañeras, lo que estaba sucediendo era una revolución, no un golpe de estado como hubieran querido aquellos deseosos de ver cómo la efervescencia revolucionaria de aquellos días victoriosos hubiera sido simplemente eso, efervescencia. Ciertamente era mucho más, eran muchos años de lucha, más allá del sonido de la campana de La Demajagua de aquel 10 de octubre de 1868, e incontables son las celebraciones de efemérides por venir, más allá también de los 53 abriles de la entrada del Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, a la capital cubana para barrer los lacayos del antiguo régimen y entregar al pueblo lo que es del pueblo, su independencia y libertad.

Prueba de la fortaleza y dinamismo de la revolución cubana son sus principales organizaciones de masas, muchas de ellas con más de 50 años de historia, así como la institución encargada de canalizar la solidaridad de todos los pueblos del mundo hacia este ejemplo de revolución "de los humildes, por los humildes y para los humildes", el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP.)

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