Thursday, August 2, 2012

Una incursión por la Ciudad de los Parques


Así es conocida la villa de Holguín, donde tendremos la fortuna de rencontrarnos con uno de nuestros mejores amigos en la isla, Rubén, quien nos volverá a acoger en su casa como ya hizo aquel maravilloso verano del 2007. Esperamos volver a compartir aquellas interesantísimas charlas vespertinas con este hombre experimentado, culto y afable como la ciudad entera, la que vio nacer el General Calixto García, quien la recuperó junto con Las Tunas y Bayamo durante la 2 ª Guerra de Independencia (1895 - 1898). Recuerdo inmortal de esta contienda y de las que la precedieron son los antiguos cuarteles de La Periquera, hoy Museo Provincial que entre otros objetos valiosos esconde el Hacha de Holguín, perteneciente a los pobladores anteriores a la conquista española, y una espada que parece ser perteneció a José Martí. Famosos son los sitios con que los ejércitos mambí atacaban los colonizadores refugiados tras sus paredes, en una ciudad eminentemente revolucionaria donde la peculiar cúpula y campanario de la Iglesia de San José se convirtieron antaño en una perfecta torre de vigilancia para los héroes de la independencia .

Visitaremos su Plaza de la Revolución, donde rendiremos homenaje a las cenizas de su ilustre general, así como cada uno de sus grandes parques, como el dedicado a Calixto García, donde destaca su ambiente y también el art deco del Teatro Comandante Eddy Suñol, con una programación que previamente valdrá la pena consultar, en una ciudad cultural que cuenta con una buena Biblioteca Álex Urquiola y, sobre todo, con el mejor centro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) donde tal vez podamos gozar de alguna de sus veladas literarias, musicales o teatrales en su patio exterior. De la cultura a la naturaleza, procuraremos descubrir su entorno y divisar así magníficas vistas de la ciudad y sus parques, una vez superados los 465 escalones de la Loma de la Cruz.

Antes de alejarnos de la provincia holguinera, trataremos de hacer una visitilla a la sede del Festival Internacional del Cine Pobre, en el pintoresco pueblo de Gibara que enamoró su promotor (2003), el cineasta Humberto Solás, mientras rodaba muchos años antes, en 1968, la película Lucía. Más allá de visitar el centro de este peculiar evento cultural, el Cine jiba, la propuesta consistiría simplemente en pasear por sus calles y contemplar la vida cotidiana de sus gentes.

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